martes, 23 de junio de 2015

Privatización o Estatización.



Primero leamos las definiciones de cada uno:

La Privatización es un proceso jurídico-económico mediante el cual las actividades empresariales son transferidas del sector público al sector privado, es decir, traspasadas o tomadas ya sea desde el Estado o la comunidad hacia agentes económicos privados.
La Estatización es lo opuesto a la privatización. También se le denomina nacionalización de los medios de producción, aunque una empresa estatizada puede ser previamente tanto de propiedad nacional como extranjera.
Aquellos que defiendan intereses privados y creen que el mercado debe estar libre de las interferencias estatales, defenderán las privatizaciones. Aquellos que defienden el fortalecimiento de un estado nacional, la actividad pública, gratuita y de calidad, en salud, educación, que llegue a los millones que han quedado marginados por la actividad económica privada, el crecimiento conjunto de una sociedad, el trabajo digno y seguro, defenderán la política de estatización. 







Las privatizaciones privilegian los intereses de las empresas, ellas se hacen cargo de los servicios (por ejemplo) y las tarifas que paga la gente se ajustan de acuerdo a las ganancias del grupo empresario privado que sea dueño. Este dinero queda en manos privadas, el estado no interviene, hay libertad de mercado y nada vuelve al pueblo. Esta es la política que se implantó en América Latina a través de dictaduras militares y gobiernos neo-liberales. 

La política de estatización sostiene la necesidad de intervención del estado en la actividad económica, de modo que las recaudaciones no se las lleven los grandes grupos económicos (siempre los mismos y siempre unos pocos) sino que se mantengan los fondos nacionales para redistribución y política social.

Hay que tomar muy en cuenta que Privatizar no es malo si existen reglas de juego claras que se respeten y se hagan respetar. Para esto se necesitan privatizaciones cuidando de que en el poder no hayan vicios de corrupción en búsqueda de beneficios individualistas.




Mucho de ambos extremos resulta perjudicial para la economía de un estado, se debe buscar armonía entre no mucha estatización y no mucha privatización, un equilibrio entre ambas partes. 


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