En los países en desarrollo, en los que las fuerzas del mercado destacan cada vez mas en la asignación de recursos, el sistema tributario debe ser lo más neutral posible, con el propósito de minimizar la interferencia en el proceso de asignación de dichos recursos. El sistema también debe contar con procedimientos administrativos simples y transparentes, de manera que resulte obvio cuando el sistema no se este cumpliendo de la forma en que fue ideada.
Los países en desarrollo procuran integrarse plenamente a la economía mundial y probablemente necesitan un nivel tributario más elevado para lograr que el gobierno desempeñe un papel más cercano al de los países industriales, que en promedio perciben el doble de ingresos tributarios.
Se debe reducir en gran medida la dependencia con respecto a los impuestos al comercio exterior, sin crear al mismo tiempo desincentivos económicos, especialmente al recaudar más recursos provenientes del impuesto sobre el ingreso de las personas físicas.
A medida que se derrumban las barreras al comercio y aumenta la movilidad del capital, la formulación de una política tributaria sólida presenta un desafío significativo para los países en desarrollo. La necesidad de reemplazar los impuestos sobre el comercio exterior con impuestos internos va de la mano de un mayor temor de que los inversionistas extranjeros desvíen beneficios, un hecho que actualmente resulta difícil de detectar por la debilidad de las disposiciones contra el abuso de la estructura tributaria y la inadecuada capacitación técnica de los auditores fiscales. En consecuencia, es muy urgente realizar un esfuerzo conjunto para eliminar estas deficiencias.
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